Por ayudarme a aprender, a crecer, a conocer, vivir, respirar, sonreir. Gracias.
Por los silencios, las miradas cómplices, los murmullos, las palabras.
Gracias, imagino, pienso, creo, siento y reitero que gracias. Por los momentos, pequeños o grandes, los secretos, las confesiones, las sorpresas, la tranquilidad. GRACIAS
En mayúsculas, sin pequeñeces ni tonterías, porque lo que ha sido grande no puede palidecer, ni desaparecer, solo permanecer, de otro modo, si, pero permanecer. Y gracias por los malos momentos, la tristeza y el dolor, por impulsar el crecimiento, la garra, la fuerza, el tesón, la valentía, las ganas.
Gracias. Por todo y por nada, por ser principio y fin, por las cosas que es mejor callar y por las que se pueden compartir. Por ser motivo, ilusión, causa y consecuencia. Por el tiempo regalado, ese que al fin y al cabo nunca vuelve. Por las historias, los recuerdos, las batallas.
G r a c i a s
una vez más,
por los segundos, minutos, horas, días.
Por la vida.
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