lunes, 29 de junio de 2015

Mereces un amor ..

Mereces un amor que te quiera despeinada,
con todo y las razones que te levantan de prisa,
con todo y los demonios que no te dejan dormir.

Mereces un amor que te haga sentir segura,
que pueda comerse al mundo si camina de tu mano,
que sienta que tus abrazos van perfectos con su piel.

Mereces un amor que quiera bailar contigo,
que visite el paraíso cada que mira tus ojos,
y que no se aburra nunca de leer tus expresiones.

Mereces un amor que te escuche cuando cantas,
que te apoye en tus ridículos, que respete que eres libre,
que te acompañe en tu vuelo, que no le asuste caer.

Mereces un amor que se lleve las mentiras,
que te traiga la ilusión, el café y la poesía.

Frida kahlo

miércoles, 17 de junio de 2015

¿Qué hago con las emociones negativas?

 Dicen que las desgracias nunca viene sólas y a veces pasa, parece que la vida se ha puesto de acuerdo para asestar golpe tras golpe sin derecho a tregua ni descanso y tú, que no dejas de preguntarte cuándo parará o qué has hecho mal. 

Bueno, lo cierto es que la vida no es justa, la vida ES y las cosas pasan, sin más. Algunos creen en razones ocultas, destino o la actuación del Karma, en que todo se compensa tarde o temprano .. yo no pretendo entrar en cuestiones de este tipo pero lo que creo es que las cosas suceden sin que tenga que existir una explicación divina para ello, pienso que cada uno tiene la capacidad para sacar lo positivo de lo negativo, lo bueno de lo malo, entender que todo pasa y así, generar una energía que consigue que las cosas mejoren y nosotros con ellas, porque hemos empezado a ver el mundo con otros ojos.

A todos nos ha pasado en mayor o menor medida, te encuentras en una etapa en la que parece que las cosas malas y negativas se han puesto de acuerdo para saludarte y cuando esto ocurre existen dos alternativas: lamentarnos por todo lo malo e injusto que nos está pasando o tirar hacia delante, mirar hacia arriba, levantarnos y seguir caminando. Cierto es que cuando lo malo llega, lo único que nos apetece es cerrar fuerte los ojos y que al abrirlos todo haya desaparecido, sin más, sin sufrimiento, dolor ni quebraderos de cabeza. La apatía aparece y las emociones negativas nos ahogan invitándonos a quedarnos quietos, inmóviles. Sin embargo, reaccionas cuando compruebas que la vida sigue, que nada ni nadie es imprescindible y que por mucho que duela, el mundo no se detendrá para comprobar cómo estás ni darte tiempo a reaccionar. 

Cuando pasamos por una mala época es normal sentirnos tristes, vacíos, llorar o no, eso va en cada uno, y es totalmente necesario pasar por todo ello aunque duela. Muchas personas tratan de evitarlo solo por evitar esa sensación, pues lógicamente no es agradable sentirnos mal, pero eso es mucho peor: los problemas no desaparecen ni se hacen más pequeños por no hablar ni permitirnos pensar en ellos.Es necesario sentir el dolor en cada poro de la piel sin tratar de frenarlo, cosa que no todo el mundo consigue, es importante permitirnos sentir lo negativo, pues enseña y ayuda y no debemos tener prisa ni forzar las cosas. Así, debemos entender que emoción y conducta son dos cosas separadas y a pesar de que las cosas resulten muy difíciles, debemos movernos, no quedarnos quietos y seguir, siempre.

Algunos creen que la tristeza denota debilidad y el sentirla más de un día o durante un periodo de tiempo es cosa de débiles. Sin embargo, la tristeza es señal de inteligencia, es adaptativa, enseña y nos recuerda que estamos vivos, que hay cosas que nos duelen y si nos duelen es porque han sido importantes en algún momento.

Así, cuando sientas que no puedes más detente un segundo, respira profundo y recuerda que tarde o temprano las cosas mejorarán y que cada día superado es un pequeño o gran triunfo que te acerca al objetivo final.

jueves, 11 de junio de 2015

Las cosas que no creo



No creo en las verdades a medias ni en mentiras piadosas, pequeñas o grandes, una mentira siempre será una falta de respeto. No creo en las personas que sólo te venden palabras bonitas, generalmente esconden segundas intenciones. No creo el dicho de que "las personas no cambian", pues esto estaría negando el principio básico de la vida, el continuo cambio; si pienso que la esencia se mantiene pero las experiencias y la vida nos transforman. No me gusta la gente que prejuzga sin conocer o se basa en las apariencias, esto me ha llevado a equivocarme muchas veces. No creo en la gente que continuamente vende felicidad, técnicamente es imposible estar feliz las 24h del día.

No creo que todo tenga un fin, pienso que hay cosas que siempre permanecen aunque sea de otra forma. No creo que las cosas sean blancas o negras ni creo en las etiquetas, pienso que hay muchos matices y no pasa nada si no encajamos en lo que se espera de nosotros. Me confunden las personas que no actúan acorde a sus palabras. No me gusta hacer daño a nadie y muchas veces eso ha conseguido que piense antes en los demás que en mi misma, generando al final un problema mayor. No soporto a la gente que trata de pisar a los demás y trata a toda costa de quedar siempre por encima. No creo en las palabras, creo en los hechos. He creido muchas veces que no podría y al final lo he conseguido.

No me gusta que no me dejen expresarme cuando siento que tengo que hacerlo y no entiendo a las personas que tratan de imponer conductas, sentimientos o actuaciones como si ellos entendieran realmente cómo te sientes. No creo en el rencor pero si en la importancia de la memoria. Me enfado sin motivos y paso por alto cosas que quizá si son motivo de enfado, perdonando cosas que parecían imperdonables. Cambio de opinión 15 veces al día y muchas veces me agobio tanto hasta el punto de bloquearme y no saber qué hacer. Puedo pasar del llanto a la risa en cuestión de segundos y me cuesta mucho decidir. Tengo mucha capacidad para ponerme en la piel de los demás y es por eso que he aprendido a no juzgar sin entender ni saber lo que hay detrás de cada historia.

Me emociono con facilidad, da igual el motivo. No se fingir, mi cara me delata en la mayor parte de ocasiones. Soy muy de corazonadas o de seguir mi intuición, y no suelo equivocarme. Me cuesta abrirme a las personas y por ello muy poca gente me conoce de verdad. He querido con todas mis fuerzas y he hecho tonterías por amor, pero no podría ser de otro modo. He dicho “yo nunca” y al final he tenido que tragarme mis palabras. He echado de menos y me he sentido incapaz de decir “te quiero” aun cuando lo sentía. Cuando algo me preocupa no soy capaz de sacarlo de mi cabeza y cuando esto ocurre, le doy mil vueltas hasta que consigo entenderlo, aunque a veces no lo consiga y deba parar por puro agotamiento. He escuchado canciones que me han transportado a momentos, personas, sentimientos y finalmente, he tenido que pulsar el Stop.

He sentido ganas enormes de hablar sobre algo y no he sabido expresarme en voz alta o he dicho lo contrario de lo que pretendía. Muchas veces peco de ingenuidad, creyendo en las buenas intenciones y en la sinceridad de la gente, pero pienso que es mejor eso a desconfiar de todo el mundo. He cometido errores y me he arrepentido de cosas justo al segundo de hacerlas, pero al final lo mejor siempre es actuar y moverse cuando algo interno te lo pide. He permitido que el orgullo me haya guiado en diversas situaciones mientras que en otras no he querido pensar en el. Me han decepcionado personas que pensé que nunca lo harían y seguramente yo haya decepcionado a muchas otras. Me he reído tanto que pensé que no necesitaría mucho más para ser feliz. Me encanta pasar tardes sola, conmigo misma y mis pensamientos y me encantan los cafés inesperados.

No me gusta que me presionen para hacer lo supuestamente correcto cuándo no lo siento así. No creo en las pautas marcadas como válidas y únicas por la sociedad, creo que cada uno es libre para elegir el modo en el que quiere vivir aun cuando se aleje de lo políticamente correcto, las ideas de la mayoría o de lo que unos cuantos consideren oportuno. Me gusta la fuerza de la minoría e ir en contra de lo que muchos aceptan por pura presión popular.


Y después de todo, no me creo cuando tratan de venderte que las cosas solo tienen un camino, una verdad o una forma. Cada uno tiene su propia percepción y vivencia y sólo porque no se acerque a la tuya no quiere decir que sea errónea. 
La verdadera riqueza está en ello precisamente, en aprender a entender, a comprender y a no dejar nunca de creer. Y aquí, una de esas canciones que me ayudan a retroceder en el tiempo y siempre, siempre feliz.
https://www.youtube.com/watch?v=GO6UXeqqUIY