martes, 13 de diciembre de 2016

Siglo XXI


Con rara unanimidad, diversos historiadores, filósofos, sociólogos y analistas sociales, coinciden a la hora de afirmar que podemos estar viviendo el momento de apogeo del narcisismo como aspecto central de la cultura y que el mundo podría estar viviendo la era del narcisismo.


     El narcisismo se presenta como la enfermedad de nuestro tiempo. Las presiones de la sociedad moderna incrementan este patrón de comportamiento y muchos de nosotros nos veremos presionados por encajar en un determinado modelo considerado positivo, por gustar, por ser mejores que aquel que tenemos al lado, por destacar, por tener a la mejor pareja y trabajo del mundo, por brillar. Ante tal panorama, no se puede olvidar el papel de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías en el auge de este proceso, en concreto, de las redes sociales, en las cuales y tras diversas investigaciones, se ha encontrado una relación directamente proporcional entre el número de seguidores o aceptación de determinadas publicaciones y el nivel de autoestima en las personas. 


     ¿Y que surge ahora? El tan conocido Postureo


     Ahora que la palabra postureo ha calado en nuestra sociedad queda poco espacio para la humildad, la sinceridad y para mostrar nuestros defectos tal y como mostramos nuestras virtudes. Ahora debemos ser independientes, pero lo justo para tener a la mejor pareja, ambiciosos pero no mucho, solitarios pero sociales, naturales pero actractivos, en forma pero que no parezca que te matas en un gimnasio.

Ahora lo que importa es demostrar ser feliz y perfecto, no tanto serlo o sentirlo. Y un posturas no es más que la evolución de un fantasma: antes, un fantasma se las daba de todo, pero se le pillaba. Bastaban 15 minutos, o menos. Desde el momento en el que empezaba a alardear de cualquier cosa te dabas cuenta de lo huecas e insípidas que eran sus palabras, sin argumentos, sin contenido, incongruencia tras incongruencia. Actualmente, los fantasmas siguen existiendo pero han dado paso a un ser superior: los posturas y el postureo, definido por el psicólogo José Elías como:

 "La adopción de ciertos hábitos, gestos y actitudes que buscan proporcionar una buena imagen de nosotros, con el fin de demostrar a los demás que somos felices aunque realmente no sea así o no estemos convencidos de ello". 

     El postureo es algo silencioso pero contagioso. El postureo eres tú cuando no eres feliz viendo ese atardecer en la playa si no le sacas una fotografía y la compartes. El postureo es la inmediatez, el no disfrutar de las copas y una buena cena en el restaurante al que te has ido con tus amigos porque lo que realmente te hace feliz es que todo el mundo sepa que estás disfrutando en el restaurante al que te has ido con tus amigos. El postureo es tener un día de mierda pero aparentar que ha sido increíble y mostrarlo en redes. El postureo es discutir con tu pareja y mostrar acto seguido lo mucho que la quieres en las redes.

     El postureo te convierte en alguien competitivo, deseoso de demostrar que eres más feliz, más listo, más guapo y más interesante que el resto de la gente. Repito, "demostrar", aparentar y no tanto sentir. Es no admitir que pueda haber un fallo en el sistema. Es el tiempo que tardas en responder a un whatsapp porque eres incapaz de admitir que no entiendes de lo que te están hablando. 
 

     Se lucha constantemente por probar las mejores comidas, por ser el que más experiencias vive en el extranjero o el que se pone conjuntos imposibles porque alguien o algo ha decidido que está de moda (alguien de moda por descontado, aunque el mismo dañe el buen gusto). Jamás dejaremos que nuestro spotify muestre la lista en la que están la última de Sergio Dalma o algún éxito desfasado de Camilo Sesto, mostraremos aquella en la que están Los Rolling o Kanye West. Nos compraremos camisetas de Los Ramones sin tener ni idea de si eran músicos, cómicos o una panda de amiguetes. Y casualmente, aquello que creemos que nos hace diferentes, lo que pensamos que es mejor y mas moderno, lo único que hace es volvernos idénticos al resto. Somos una gran masa que van a festivales de música, comen en sitios delicatessen, previa foto en una red social  se visten siguiendo un patrón aunque no les guste y practican deportes que están de moda sin disfrutarlos.


     Las redes sociales "han disparado" la práctica del postureo. Nos han vuelto más vanidosos. Compartimos imágenes de lo que queremos mostrar como nuestra vida o identidad para que nuestro entorno y la sociedad nos vea como alguien casi perfecto: guapo, líder, inteligente, culto, cool... El exceso de postureo (como de todo en la vida) no es bueno. La necesidad de aprobación constante puede derivar en un problema "patológico" y algunas personas, de tanto aparentar ser lo que no son, son absorbidos por el personaje que intentan mostrar públicamente.

    Y de verdad nos creemos diferentes? 
 Mostramos sólo lo que queremos que el mundo vea porque es lo que el mundo ha decidido que debemos mostrar.