Sucede que a veces uno espera no tener que pedir las cosas, pues algunas pierden valor si no salen de uno y se tienen que pedir.
Sucede que hay quien te decepciona y una decepción es más peligrosa que un enfado, a veces imperdonable.
Sucede que saber pedir perdón es grande y perdonar es valiente, pero sucede que existen personas que se acostumbran a ser perdonadas y se acostumbran a hacer daño.
Sucede que hay personas que te harán daño, aun sin quererlo y no pasa nada, todos cometemos errores. Sucede que hay personas que te hacen daño, te mienten, juegan, porque no conocen otra forma de relacionarse y no pasa nada, uno sigue adelante y aprende y con cada decepción uno aprende y aprende.
Sucede que hay gente que actúa con máscaras, que no se muestra como es, que finge, que simula, que engaña. Gente que pide coherencia y es la primera en no serlo.
Sucede que la vida da giros, vueltas, cambios, algunos bruscos que dejan todo patas arriba, revuelto. Y no pasa nada, uno aprende a estabilizarse, a encontrar de nuevo el equilibrio y a entender que todo pasa por algo.
Sucede que tras muchos pensamientos caóticos uno aprende a tener la conciencia tranquila.
Sucede que uno aprende a sentir, a expresar a tiempo. A no avergonzarse de sentirse mal, triste y a reconocerlo.
Sucede que no somos conscientes del daño que podemos hacer hasta que alguien nos hace lo mismo y nos duele.
Al final sucede, después de poco o mucho tiempo pero llega.
Sucede que te despiertas con una gran sonrisa, con ilusiones renovadas, con calma, tranquilidad y paz interior.
Sucede
que deja de importar lo que antes hacía daño, lo que frenaba, lo que
restaba y no es cobardía, no es orgullo, no es rencor ni debilidad, es
fortaleza, valentía y garra.
Sucede que después de mucho aprendes a
quererte por encima de los demás y no por soberbia o altivez, sino por
amor propio, por lealtad hacia la persona con la que llevas viviendo
tanto tiempo.
Aprendes a respetarte, a valorarte, a mimarte, a cuidarte y a no aceptar menos de lo que mereces.
Y sucede que finalmente la vida te devuelve lo que has dado y todo, absolutamente todo, te viene de vuelta.