Cicatrices
Todos tenemos marcas, huellas, restos de una vida o parte de ella pasada, reciente o lejana.
Las cicatrices forman parte de uno, de su historia y por ello son de gran importancia. Todas ellas forman pedazos de uno mismo, de su esencia,
de penas y alegrías, de triunfos y derrotas, de sabores dulces y
amargos, de la vida.
Algunas no las vemos ni somos conscientes de tenerlas, otras se han ido, otras han sido muy difíciles de curar y otras las llevaremos para siempre. Hay cicatrices que ninguno quisiéramos tener y lo único que podemos hacer es seguir caminando mientras intentamos no hacérnoslas de nuevo.
A veces las palabras llegan tarde, a veces a tiempo, a veces nunca llegan. Yo como siempre a destiempo.
Perdón por haber dudado en ocasiones de ti o por confiar a marchas forzadas, al final siempre me has demostrado lo equivocada que estaba. Nunca te he dicho que admiro tus ganas, tu fuerza, tu garra, tu valentía. Perdón por exigir más de lo que podías dar, por enfadarme si no estabas a la altura, por no comprender que a veces no se puede. Perdona por no quererte a veces tal y como merecías, por no valorar tus esfuerzos o por considerar que no merecías lo que tenías. Perdón por las mentiras, los engaños, las decepciones.
Nunca te he contado que me encantan tus ideas, las que llegan de imprevisto, de repente, las que te dan un toque de locura y en cierto modo te definen. Que me encanta cuando te ríes de tu mala suerte, de tus derrotas y de ti, y que tu sonrisa es el arma más poderosa que puedes utilizar. Que nunca debes quedarte si no es para estar, que mente y cuerpo se deben siempre equilibrar. Que duele más la soledad en compañía que una soledad indefinidida. Que consigues ser luz en medio de tanta oscuridad.
Ten en cuenta que la calidad de las relaciones se mide en los malos momentos, en aquellos en los que ni tu mismo estabas y sin embargo se quedaron a tu lado, que en los buenos es muy fácil estar. Recuerda que mereces lo mismo que das y que si alguien no se quiere quedar en tu vida no debes retenerlo, nunca. Además, piensa que el orgullo y la lucha deben olvidarse cuando es una persona importante la que está al otro lado.
Que con frecuencia nos cuesta entendernos a nosotros mismos pero a veces nos
aventuramos demasiado valientes a descifrar y juzgar el sentimiento ajeno. Sin embargo, no podemos tener ningún tipo de certeza de lo que otros sienten sin haberlo preguntado.
Estas son las cosas que nunca te dije, que quizá debí haber dicho, mucho antes ..
A ti,
mi yo del pasado-.